Pero esta tecnología no podría ser de igual utilidad cuando el tejido está sano y no exhibe los cambios característicos de las células tumorales. De ahí que estos nuevos proyectiles podrían ser diseñados para atacar un blanco o enfermedad específico y sólo impactar ese blanco. Pueden unirse al tejido sano del estómago y comenzar su trabajo de médicos en miniatura.
Richard Feynman, el famoso y carismático físico ganador del Nobel, en una charla dictada en un congreso en Caltech en diciembre de 1959, adelantando el aliento innovador de esas futuras tecnologías médicas dijo:
“Un amigo mío (Albert R. Hibbs) sugiere una muy interesante posibilidad para fabricar máquinas relativamente pequeñas. Él dice que, aunque es una idea bastante alocada, sería maravilloso para la cirugía si se pudiera encoger a los cirujanos. Se ponen los cirujanos mecánicos dentro del flujo sanguíneo y éste va al corazón y “mira” alrededor. Se descubre cuál válvula está dañada, y con un pequeño cuchillo se la corta y elimina. Otras máquinas diminutas podrían incorporarse en el organismo para reparar daños en los órganos cuando sean detectados”.
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