El proyectil que nos ocupa es un importante primer paso in vivo para implementar esta tecnología. Un primer paso necesario que una vez seguido y probado su funcionamiento y eficacia, podrá ser ensayado en humanos. Sin embargo, como el propio Feynman señaló, a medida que estas tecnologías se vuelven más y más avanzadas existen varios problemas que podrían aparecer: los aparatos y las máquinas no pueden reducirse a escalas pequeñísimas de manera arbitraria, no se pueden volver tan pequeñas como queramos. Las fuerzas de fricción, las fuerzas electrostáticas, la fluidez de las superficies y la fuerza de los materiales son difíciles de manejar. Anotó Feynman:
“Los metales que usamos tienen una estructura granulosa y esto puede ser muy molesto a pequeña escala pues el material no es homogéneo. El plástico y el vidrio son más homogéneos, así que tendríamos que hacer nuestras máquinas usando esos materiales…”
Pero veamos cómo se hace y funciona el proyectil que nos ocupa. Es un polímero cónico, cubierto de zinc y de 20 micras* de longitud. Cuando se expone a los ácidos del estómago, el zinc reacciona y hace unas burbujas de hidrógeno, burbujas que se meten al conito, y al llegar a la parte más pequeña de éste, lo disparan al ácido del estómago. Los investigadores indican que el proyectil puede viajar a 60 micrómetros por segundo y aseguran que esa velocidad es suficiente para que sea embebido por la mucosa del estómago.
Por el momento el movimiento de los proyectiles es esencialmente al azar pues ellos se mueven de un lado a otro desde diferentes puntos de inicio y cambian posiciones y orientaciones y además son afectados por los fluidos y contenidos del estómago.
El cómo se corrijan y resuelvan los problemas está en las manos de los investigadores.
Todavía queda muchísimo trabajo por hacer antes de que la máquina esté lista para probarse en humanos. Además antes deberá demostrarse su eficacia para curar inflamaciones en ratones como hablamos al inicio.
De igual manera habrá que esperar a los logros terapéuticos. Pero la tecnología está andando y ya ha dado un enorme paso hacia adelante.
Feynman tendrá un motivo más para reírse, que ganas nunca le faltarán.
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